En esta ocasión, con el fin del año escolar, las graduaciones y otros eventos que están por venir, siento que ya me urge no un descanso, sino unas largas y esplendidas VACACIONES en la playa, y pensando en ello es que me he propuesto darle nueva vida a unas chanclas que me piden ansiosas pisar las arenas de Acapulco.
En la actualidad las chanclas han cobrado un nuevo impulso en el gusto de jóvenes y grandes, convirtiéndose en un accesorio que no puede faltar si piensa ir al mar o pasar el verano junto a la piscina, resultan muy prácticas porque son sumamente económicas, ligeras, no ocupan espacio en la maleta, además hoy las encontramos hasta en la tienda de la esquina, con diseños fabulosos, alegres y llenos de color por lo que combinan con todo.
Lo que hice fue tomar un ramo de flores sintéticas que ya me tenía aburrida, aunque alegre, tenía que estarlo lavando para retirarle el polvo cada semana y como nunca se marchita pasan los años y sigue siempre en el mismo florero, así que hoy he decidido darle un uso diferente, corte las flores y las he cocido con un hilo resistente al nudillo de las chanclas.
La maravilla de estas chanclas es que son tan simples que es muy fácil decorarlas combinando casi cualquier material flexible, y todos, con un poco de imaginación y voluntad podemos hacer creaciones vistosas y atractivas, solo hay que dejar salir al diseñador que llevamos dentro.
Sé que no durarán mucho, pero la moda es así, pasajera y cambiante, y por lo pronto mis chanclas tienen ahora un toque personal y femenino. Hasta la próxima y felices vacaciones.
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